Era un torneo amistoso pero el hambre de la selección chilena es ganarlo todo. La Roja se quedó con el título de la China Cup luego de vencer por 1-0 a Islandia en la final del torneo, celebrando la segunda corona de la etapa de Juan Antonio Pizzi, probando de paso que existen nombres que pueden servir como alternativa a la “generación dorada” del fútbol chileno.
En la previa del partido se especuló con que el técnico trasandino podría sorprender, finalmente lo hizo dándole la titularidad a Ángelo Sagal en desmedro de César Pinares, quien tras ser figura ante Croacia debió esperar en el banquillo de suplentes.
Pero la movida táctica le resultó más que bien al “Macanudo”, pues en una de las primeras llegadas de peligro de la jornada, en el minuto 17, Óscar Opazo ganó línea de fondo y centró de manera precisa para Sagal, quien con un cabezazo la mandó al fondo de las redes para dar rienda suelta a un grito de gol que retumbó en todos los hinchas nacionales, que tuvieron que madrugar para ver el encuentro.
La apertura de la cuenta le dio más tranquilidad al equipo nacional, quienes comenzaron a rotar más el esférico entre sus líneas casi sin oposición de los rivales, quienes no tuvieron las armas futbolísticas para revertir la situación. José Pedro Fuenzalida y Eduardo Vargas pudieron aumentar las cifras, pero sus definiciones no fueron buenas para que volvieran los abrazos.
En el inicio de la segunda etapa Opazo, de gran partido, pudo marcar tras pase de Jean Beausejour, pero el remate del Torta pasó apenas desviado de la portería defendida por Ogmundur Kristinsson. Tras eso el partido perdió intensidad, pero siempre con control de los nacionales, siempre manteniendo la posesión del balón en Nanning.
Ya sobre el final del pleito los europeos insinuaron ir en búsqueda del empate, pero sin arriesgar desde su esquema no pudieron superar a la buena defensa chilena. Vargas tuvo la última para celebrar, pero tal como en todo el campeonato, el balón no quiso entrar en la portería, esta vez por una gran reacción del arquero rival.
Finalmente el pitazo final del juez le entregó un nuevo trofeo a la Roja, que vuelve de su expedición en el gigante asiático solo con buenas noticias y aún más confianza para el regreso de las Clasificatorias en marzo.
