Por Eva Jiménez Urizar
Este jueves se realizó en TVN uno de los tantos reportajes televisivos sobre las balaceras y el narcotráfico que se vive en La Legua. Se mostraron los exitosos operativos que acabaron con incautación de armamento y el esfuerzo de las tías de un jardín por mantener a los niños lo más ajenos a una realidad en la que conviven a diario.
Efectivamente hay avances en la Legua. Las últimas 244 viviendas sociales que se entregaron tienen un estándar de dignidad que es lo que se necesita para sacar del estigma a esta emblemática población, que data de los años 30 y que lleva su nombre por la distancia que hay entre la Plaza de Armas y la población: una legua (o seis kilómetros).
La Legua, hoy perteneciente a la comuna de San Joaquín, está dividida en 3 partes, marcadas claramente por la fecha de su construcción: Legua vieja, que data de 1931, conformada principalmente por obreros provenientes de las salitreras del norte y campesinos del sur; Legua Nueva de 1947 y Legua Emergencia de 1951, ambas producto de la llegada de nuevos habitantes de poblaciones y tomas de terrenos de otros lugares de Santiago.
Hoy en la población se aprecian plazas, colegios, parroquias, cuartel de bomberos, banco (un hito fue la inauguración de la oficina de BancoEstado en el corazón de La Legua, con trabajadores que habitan en la población, acercando un necesario servicio a la comunidad), feria y Centr Comunitario.
Asimismo, existe una organización con mucha efervescencia, encabezada por el Consejo de Organizaciones e Instituciones Sociales y Culturales de La legua, que agrupa todos los pobladores de La Legua, en ámbitos culturales, deportivos, educacionales, religiosos, vecinales y recreativos, con un directorio elegido democráticamente.
Pero también existe una realidad de hacinamiento, pobreza, estigmatización, bandas de narcotráfico, balaceras que hoy tienen sumida a la población (principalmente el sector emergencia) en un temor permanente. Hoy la conversación versa sobre si se derriba o no un muro, que para algunos representa protección de las balas, y para otros el escondite de las bandas para evitar que la policía haga su trabajo.
Hoy se habla de exitosos allanamientos e incautación de armas, pero no se habla de la necesidad de generar rotación en el personal policial, para evitar que se generen redes de protección o simplemente de “hacer vista gorda”.
La comunidad ha hecho muchas propuestas, se han generado planes de intervención que avanzan en la línea correcta, pero la velocidad no es la suficiente frente a una realidad en donde quienes más deben preocuparnos son los niños. ¿Sabían ustedes que en la Escuela Juan XXIII no existe la medida disciplinaria de suspensión? Esto porque un niño enviado a su casa tiene alta probabilidad de no volver y desertar. Por lo mismo se buscan innovadoras medidas para enfrentar la realidad patente de la deserción escolar y que es caldo de cultivo para otros males.
Para que realmente podamos rescatar a La Legua debemos abordar los conflictos de manera integral, considerando factores como la protección de la infancia, pobreza, reinserción, urbanismo y también la intervención policial, pero yo espero de nuestros medios de comunicación que muestren la parte linda de La Legua también, la de trabajo, cultura, deporte, comunidad y solidaridad. La que hace que sus habitantes hoy posean incluso un canal de Televisión y con orgullo digan “Soy Legüino”.
