Durante este viernes la Intendencia de Valparaíso izó la bandera de la diversidad sexual para conmemorar un año más a las víctimas del incendio en la discoteque “Divine” de la ciudad puerto.
El hecho ocurrió el 4 de septiembre de 1993, cuando se produjo un gigantesco incendio que consumió por completo el recinto frecuentado por la comunidad gay y que terminó con la vida de 16 personas.
El caso de la discoteca fue cerrado en marzo de 1994, donde no se lograron determinar las causas del siniestro, ni tampoco la identidad ni el número de fallecidos.
No obstante, en 2003 y pese a que el caso ya estaba prescrito y por ende ya no se condenaría a los responsables, el Movilh logró su reapertura, la cual determinó que la investigación de la tragedia no se había llevado a cabo en los tiempos procesales correspondientes.
En las investigaciones judiciales y en las pruebas y conclusiones de todos los peritos quedó establecido que la causa del incendio fueron las reparaciones e instalaciones eléctricas no autorizas y fraudulentas a las fue sometida la discoteca en agosto de 1993 por su propietario, Nelson Arellano, él mismo que hizo circular la tesis de un “atentado homofóbico” para liberarse de toda responsabilidad.
Antes del incidente la discoteca fue sometida a diversos arreglos de pintado, carpintería, ornamentación y eléctricos, siendo gran parte de ellos fatales.
De acuerdo a todos los testigos, en agosto de 1993 se cubrieron las paredes y techos de la zona de acceso de la discoteca con cubrepiso que fue pegado con agorex, elemento de fácil combustión, según los peritos.
Además, antes del incendio se compraron e instalaron nuevos equipos para la discoteca como televisores y luminarias, se agregaron más elementos de audio y se amplió el amperaje de 15 a 30 con cables de 1.5 milímetros y no de 2.5 milímetros, como lo exige la norma.
De acuerdo al informe ‘Discoteca Divine: la verdadera historia’, “la cruel paradoja es que el caso Divine viró de la sospecha de un atentado homofóbico a la verdad de que un incendio tuvo efectos catastróficos por la irresponsabilidad de una persona gay, que bien debió haber conocido de la discriminación y que aún así engañó a todo el país”.
Pero la “verdad no es lo único que consiguió la reapertura del caso, sino también justicia en diversos planos, pese a la prescripción de la acción penal”.
Gracias a nuevos informes emanados por el Servicio Médico Legal y la Brigada de Homicidios de Valparaíso se determinaron tres aspectos cruciales; el número, identidad y causas de las defunciones.
Los fallecidos ascendieron a 16 y “no quedaron cuerpos o restos óseos sin identificar”. De esos, 14 murieron por carbonización, uno por caída y otro por asfixia”, agrega el estudio.
