-La autoridad del ente fiscalizador, Cristián Franz, en entrevista con Fortín Mapocho hizo un balance de su gestión, valorando la “promoción al cumplimiento”, que ha elevado el “estándar ambiental” en las empresas. Además, se refirió a los desafíos que tiene el organismo y las modificaciones que debería incurrir, en su orgánica, para hacer más expedito el procedimiento sancionatorio.
Por Gabriel Angulo González
Haciendo un espacio en su agenda, el Superintendente del Medio Ambiente, Cristián Franz Thorud, llegó hasta Fortín Mapocho. El objetivo de su visita fue analizar su gestión y, a modo de balance, destacar aspectos de fiscalización ambiental y de sanciones, vinculadas al resguardo de la normativa ambiental. Las empresas de distintos rubros, se acogen a esta legislación para poder operar, en tanto posean una Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
La historia de Franz en la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), comienza el 17 de marzo del año 2014, cuando asume sus funciones como jefe máximo del organismo. A partir de ahí, ha tratado de impregnar un “sello ambiental de cumplimiento”, para que los titulares de proyectos no incurran en faltas y sean, por ende, más sustentables.
El abogado de la Universidad de Chile con postítulos en Ecología (U. de Costa Rica) y Análisis de Riesgos Ambientales y Sociales (UNEP – INCAE Business School), habla también acerca de las metas que tiene la SMA, al corto y mediano plazo.
Gestión ambiental
En primer lugar, destacó los avances que ha conseguido con la SMA, organismo autónomo, pero dependiente, administrativamente, del Ministerio del Medio Ambiente. En línea con el “sello ambiental” del Gobierno, que ya el subsecretario de la cartera, Jorge Canals, había resaltado en entrevista a este mismo medio (Ver entrevista), Franz plantea su visión.
Cuando asumió el cargo, la institución llevaba un año de funcionamiento. En esa época, contaba con sesenta funcionarios, y sólo dos oficinas regionales: Antofagasta y Valdivia. Sin embargo, este año ya cuenta con doce a lo largo del país. Espera que la SMA, en 2018, tenga presencia en todas las regiones.
“En estos tres años y algo nos hemos dedicado, básicamente, a crecer como organismo. Porque la institución ambiental que el país requiere tiene que tener una capacidad de respuesta y el tamaño adecuado a las demandas, que surgen a diario, en esta materia”, parte señalando.
Ante lo mismo, añade respecto de la Ley de Presupuestos 2018 -que ya fue aprobada en el Congreso-, lo siguiente: “Aseguramos los recursos para abrir las últimas tres oficinas que nos faltan en Chile, para el año 2018 (…) Eso también ha permitido cuadruplicar el número de funcionarios, pasando de 60 a 240”.
Fiscalización ambiental
La SMA hoy posee un sistema integrado de información, que hace más eficiente el trabajo. Es decir, han digitalizado varios de sus procesos internos, lo que ha hecho más expedita la labor de, por ejemplo, fiscalización ambiental. “Nos involucramos en el tema de cero papel. No vamos a funcionar más con papel físico, en la SMA”.
Respecto del perfeccionamiento que han tenido en el área tecnológica, Franz sostiene: “Los instrumentos que disponíamos tradicionalmente, como las pistolas XRF, sondas multiparámetros, o las cámaras termográficas, han sido complementadas en los últimos tiempos, con recursos más innovadores. Como es la incorporación de las imágenes digitales”.
“Esta tarea de la fiscalización debe tener, necesariamente, en la tecnología un aliado estratégico, porque esto es tan dinámico y la facilidad que te va aportando la tecnología, constantemente, hace que uno vaya observando nuevas aplicaciones para este trabajo”, explica.
La entidad, asimismo, logró establecer un convenio de trabajo con Microsfot, lo que le permite en la actualidad, procesar imágenes de monitoreo ambiental de forma rápida y en tiempo real.
“Por lo tanto, cuando se le encarga esta labor al equipo del departamento a cargo, ellos son eficientes en el procesamiento de la información. De este modo, podemos abordar más casos y más situaciones en el ámbito de fiscalización”, comenta.
Franz ahonda en la modernización de sus procesos que, de forma progresiva, la SMA va intensificando. “Estamos empezando a trabajar con sensores remotos, que nos permite poder reemplazar la presencia humana con la instalación de un equipo, que está conectado a los servidores de la SMA, a través de conexión 3G (…) Se monitorean distintas cosas que son de interés. Por ejemplo, estamos ocupando sensores para medir ruido; y calidad del agua, en el caso del relleno sanitario Santa Marta”, asevera.
Promoción del cumplimiento
La fiscalización y sanción por un lado, “van por paquetes separados”, precisa Franz. Sin embargo, en su administración le han dado importancia a otro elemento relevante: el cumplimiento de las empresas. Lo anterior para evitar, justamente, sanciones administrativas.
“La promoción del cumplimiento tiene una lógica anticipatoria o reparatoria, pero que es distinta a la de una sanción. Ambas, en todo caso, son herramientas que buscan un objetivo común: el cumplimiento de la normativa ambiental (…) Se puede lograr eso, a través de la sanción, pero nos hemos dado cuenta que, incluso más importante que la sanción, es la promoción del cumplimiento”, aclara.
En ese marco, indica que como organismo han dado mayor relevancia a los Programas de Cumplimiento, los que, de ejecutarse a cabalidad, evitan multas u otro tipo de sanción, como la paralización de un proyecto. Surgen frente a una formulación de cargos, tras una fiscalización de la SMA. Se le avisa al titular que tiene el derecho de presentar una oferta de Programa, en un plazo determinado, para ejecutar acciones tendientes a corregir incumplimientos.
“Este Programa ha tenido un buen resultado. Si miras las estadísticas, a octubre de 2017, tenemos multas acumuladas, desde el año 2013 por unos US$50 millones (…) Por cada peso que se paga en forma de multa, hay dos pesos, que se invierten en la solución de un problema ambiental, lo cual es una buena noticia para el país”, resalta el Superintendente.
Cabe indicar que, en el periodo comprendido entre enero de 2013 a junio de 2017, las inversiones de distintas empresas fiscalizadas por la SMA, por concepto de Programas de Cumplimiento, han representado $US 150 millones, asegura Franz. “Somos celosos en que se cumpla el Programa. Si eso no ocurre, los titulares se arriesgan hasta el doble de multa (…) Las empresas, con este mecanismo, más que pelear con la ´Súper`, quieren estar al día con la normativa”.
Institucionalidad moderna
-Lo nuevos organismos ambientales, ¿De qué forma han contribuido al desarrollo del país?
-“El rediseño institucional, a partir del año 2010, además de ser una recomendación de la OCDE, Chile tenía que hacerlo (…) Es mejor, como política pública, tener separada la función de evaluación de impacto ambiental de la de fiscalización. O sea, es bueno que los que evalúan no sean los mismos que fiscalizan (…) Somos clientes frecuentes de los Tribunales Ambientales (TA). Y, dejando de la lado la formulación de cargos, el resto de las atribuciones de la SMA son reclamables ante el TA”.
En este sentido, Franz destaca el sistema de contrapeso, en el que las sanciones de la SMA pueden reclamarse ante los TA. De todas formas, recalca que han ganado el 85% de los casos, y cuando se ha llego a la Corte Suprema, un 90%.
“Este contrapeso termina fortaleciendo la institucionalidad. Hemos recibido alrededor de cien reclamaciones, en estos cuatro años”, dice.
Por lo mismo, arguye que para mantener la certeza jurídica y el rol de la SMA, no se pueden acoger todas o más del 80% de las reclamaciones por parte de los TA. “Si pasara eso, significaría que la SMA estaría haciendo mal su trabajo. Por tanto, este diseño institucional, en definitiva, da garantías”.
Franz en Fortín Mapocho.
Estándar ambiental
-¿Usted cree que con el rol de la SMA ha elevado el estándar ambiental?
-“Yo creo que sí, pero es un proceso (…) Cualquier avance en materia ambiental requiere un cambio cultural. Todas las decisiones que implican una mejor calidad de vida de las personas, requieren un cambio de hábito. Y las empresas no están exentas de ello (…) Por lo tanto, uno podría decir que hace cuatro años las empresas no cumplían y ahora sí lo hacen, y que van en el camino correcto (…) Hay mayor cumplimiento por parte de las empresas y mayor conciencia. Y si no se cumple está el garrote de la Súper (…) Converso con los empresarios, con las mineras, salmoneras, eléctricas, etc., y noto la preocupación que tienen por mejorar su estándar en materia medioambiental”.
-¿Es más importante para las empresas, hoy, la componente ambiental?
-“No sé si la componente ambiental es más importante, pero ya se ha visto, especialmente en empresas nuevas que, o se les cae un proyecto por presentarse mal, o que la SMA hace su pega (…) O sea, cada día más, y de manera más extendida, no sólo las grandes empresas, sino que también las Pymes, están cayendo en la cuenta de que ya no es un elemento trivial, cumplir la normativa ambiental (…) El efecto de demostración que tiene la SMA, muestra que la institucionalidad cuenta con mejores herramientas y más poderosas para ejercer su función“.
Desafíos institucionales
Consultado sobre desafíos de la SMA, la autoridad apunta a modificaciones legales que implicaría hacerla más eficiente y con procedimientos más expeditos, en un plazo más “razonable” que no supere un año, para emitir una resolución sancionatoria.
“No innovaría, sacando el Servicios de Evaluación Ambiental (SEA) o la SMA, transformándolos en otra cosa. No haría intervenciones en la arquitectura institucional, pero creo necesario modificaciones en nuestra Ley orgánica (…) Como SMA hemos hecho llegar al Ministerio de Medio Ambiente una propuesta de modificación de la normativa que nos regula”, indica.
Y sigue: “A la SMA le falta contar con un procedimiento sumario, que es un procedimiento acotado, porque el que tenemos hoy, es de largo aliento, que demanda muchos recursos y tiempo”.
Sobre lo mismo, ahonda en la necesidad de modificar los rangos y criterios de las multas. La más baja que aplica la SMA equivale a 1 UTA ($560.340, a octubre de 2017).
“Por ejemplo, tenemos que fiscalizar los Planes de Descontaminación Ambiental (PDA). Con el mismo procedimiento que sanciono a la minera Caserones, tengo que sancionar a la ´señora Juanita`, porque usa leña húmeda en Temuco (…) Hay que acotar las sanciones, con multas menores, para casos menores. Eso hoy no existe, sino que se aplica para todo evento; y eso se debe modificar”, expresa.
Acerca de las sanciones que le ha tocado aplicar por incumplimientos a la normativa ambiental, Franz manifiesta: “Cuando hemos tenido que sancionar, es porque nos hemos visto obligados a hacerlo. O sea, se trata de titulares que no optaron por el Programa de Cumplimento. Desconocieron los hallazgos de esta Superintendencia. Entonces, ellos optan por los descargos, presentación de contrapruebas, testimoniales, etc.”.
Al respecto, agrega: “Tenemos que generar resoluciones que seamos capaces poder defender con fundamento ante los TA (…) Una resolución sancionatoria la firmo sólo si me quedo tranquilo en que se hizo todo en regla y ajustado a derecho. Confronto a los jefes de fiscalización con el del área jurídica y así construimos un caso sólido. Si me quedan dudas, no la firmo”.
Consultado sobre el fenómeno del calentamiento global, que podría afectar al país en los próximos años, señala: “La mirada tiene que estar puesta en aquellos proyectos que son vulnerables al cambio climático, como son las hidroeléctricas. Por crecidas de ríos, por ejemplo, o la sequía. Son situaciones que tenemos que considerar”.
Finalmente, el Superintendente sentencia: “Hemos aportado con nuestra labor, pero hay mucho trabajo por hacer, sin duda. Hay desafíos en términos materiales y físicos, pero también en el tema de los procesos sancionatorios”
*La SMA en números periodo 2014-2017:
-40 procesos de fiscalización.
-560 procedimientos sancionatorios.
*Las tres multas más altas aplicada por la SMA a:
-SCM Minera Lumina Copper Chile, por proyecto Caserones, con US$11.859.844 en 2015.
-Enel Generación Chile, por proyecto termoeléctrica Bocamina en Coronel, con US$6.949.732, en 2015.
-Anglo American Sur S.A., por proyecto El Soldado, con $5.271.578, en 2015.