Durante la investigación de la Contraloría para aclararla reducción fraudulenta de las listas no Auge en el Hospital San José, una de las declaraciones llamó la atención. El caso ya había dejado en evidencia que se trataba de una baja artificial y que el doctor Rodrigo Gutiérrez, a cargo del policlínico Maruri, había implantado prácticas al menos poco éticas para instalar en el lugar a un grupo de médicos y pagar sus remuneraciones.
En la Contraloría, el 2 de octubre de 2014, una de las doctoras entregó su testimonio. Ante la pregunta de si había recibido un monto de dinero distinto al estimado que debía percibir por sus labores por el tiempo en que se desempeñó en la clínica-policlínico Maruri, ella contestó:
“La única vez que recibí un monto distinto, fue en el mes de septiembre de 2012. En dicha ocasión aconteció que acudí a la oficina del doctor Rodrigo Gutiérrez a retirar el cheque de mi turno que correspondía a un monto de 2.300.000 pesos aproximadamente y cuando hablé con él, me solicitó depositar en mi cuenta un segundo cheque, con el que se completaba un monto de aproximadamente $7 millones y que luego de depositarlos le transfiriera a él o a quien me indicaría”, señaló la doctora ante el fiscal que la interrogaba.
“Lo llamativo del caso”, precisó en su declaración la misma profesional, es que para que el doctor Gutiérrez ya tuviera el cheque debió emitirse antes un poder y una boleta de honorarios, la que sí constaba en su registro tributario, pero bajo su absoluto desconocimiento. Por eso, ella presumió que podría haber sido el mismo Gutiérrez quien la obtuvo, ya que además tenía sus claves de internet.
“Aun cuando yo me negué, finalmente se depositó el cheque en mi cuenta y yo procedí a transferirle íntegramente la cifra (que no me correspondía) a los terceros que me indicó Rodrigo Gutiérrez. No recuerdo los nombres ahora. Puede que haya sido uno de mis colegas pero sí había personas ajenas a Maruri”, detalló la doctora en su declaración, que también recoge otro dato: al conversar con su marido sobre la situación, se dio cuenta de que él vivió un hecho similar en 2012. “No escuché que nadie reclamara directamente por esta situación, pero como me lo planteó con tal ligereza, asumo que sucedió con otros colegas porque sí escuché otras quejas por temas de transferencias”, testimonió.
Según la declaración de esta doctora, no solo miles de pacientes fueron borrados sin ser atendidos por un especialista, sino que además hubo cruces de dineros y depósitos extras a los sueldos que debían recibir los médicos, que dan cuenta de una forma de administración.
De hecho, en uno de los descargos que realizó el doctor Rodrigo Gutiérrez ante Contraloría –y que registra el dictamen que la semana pasada propuso finalmente su destitución y la del ex director del Hospital San José, Raúl Vásquez Cataldo–, declaró que, en relación con el cargo que lo responsabilizaba por haber solicitado recibir un pago por atención de pacientes de lista de espera que no efectuó, ello fue reconocido también por otros médicos en sus declaraciones “que rolan en el expediente”, lo que era una práctica habitual. “Esto es que un médico cobrara los honorarios que correspondan a otro colega, lo que no significaba percibirlos por prestaciones no realizadas”. dice.
La investigación del CDE
Según un reportaje publicado el año 2013 por Ciper, el policlínico Maruri fue creado en 2011 para reducir las listas de espera del Hospital San José; un centro autónomo de médicos generales, sin especialidad, que atendieron como si la tuvieran y que cobraban en promedio cerca de 9 millones de pesos al mes.
La situación afectó gravemente a los pacientes que necesitaban una derivación seria y que en su periplo tuvieron que volver incluso a la salud primaria.
Por esto, en marzo de 2014 el Consejo de Defensa del Estado (CDE) ingresó una querella al Tercer Juzgado de Garantía de Santiago en contra de Raúl Vásquez, Rodrigo Gutiérrez y otros médicos involucrados en el policlínico de Maruri.
La presentación del CDE señalaba que los miles de pacientes atendidos no obtuvieron las prestaciones correspondientes y eso golpeó las arcas fiscales. “El Fisco sufrió perjuicio porque pagó por conceptos de remuneraciones, prestaciones de especialidades médicas que no eran tales y que estaban prohibidas que se realizaran por médicos generales sin especialidad a pacientes de listas de espera como ocurrió”, sostiene.
Las líneas del organismo también apuntan a la forma en que fueron pagados o se obtuvieron dineros públicos: se cobraron honorarios “fraudulentamente al Fisco de Chile bajo la identidad de aquellos, quienes recibieron los pagos por remuneraciones y distribuyeron los dineros fiscales de manera informal entre todos los médicos participantes, originando pérdidas al Fisco, al que defraudaron en un monto hasta ahora desconocido a través de prestaciones improcedentes por concepto de pagos de remuneraciones indebidas”.
El Consejo también expuso que tanto Gutiérrez como algunos de los otros facultativos comprometidos en estos hechos, contaban con autorizaciones notariales de los médicos contratados a honorarios, ya sea para retirar los cheques de estos en la unidad de contabilidad de la entidad, como para cobrarlos y repartirse el monto total de lo girado.
Algunos de los facultativos que participaron en este “fraude fiscal”, como lo denomina el CDE, facilitaron sus propias cuentas bancarias para el depósito de las remuneraciones “improcedentes que fraudulentamente obtenían del Fisco, dineros que posteriormente giraban desde sus cuentas y entregaban a Gutiérrez, quien finalmente se encargaba de distribuirlos entre los profesionales con que operaba”.
La investigación –que ya cuenta con siete tomos– aún está vigente y actualmente se encuentra en manos de la fiscal de la zona Centro Norte, Macarena Cañas. Ya se ha realizado una serie de diligencias relacionadas con las platas que giraban en torno a la clínica Maruri y existe otro conjunto de pericias que están pendientes, pero que serán clave para la toma de decisiones respecto a este caso.
Fuente: El Mostrador.
