En aquel operativo se incluyó un inédito operativo simultáneo en Chile y en varias ciudades del Perú, ya que los cuatro sentenciados son originarios de esa nación.
Luego de dos meses de juicio oral, en que la Fiscalía logró acreditar los delitos tras presentar una serie de pruebas y desgarradores testimonios de varias víctimas, hoy se dictaron las sentencias para los acusados.
De esta forma, Reyna Huaringa Maquera fue condenada a una pena de 5 años y un día por el delito de asociación ilícita para el tráfico de migrantes, y a otra pena de 10 años por tráfico de migrantes reiterado.
En tanto, Yemeyel Morales Álvarez recibió sentencias de 10 y 12 años de presidio, respectivamente; Kharlo Zárate Sunción fue condenado a 6 y 11 años; y Kliver Zárate Sunción a penas de 5 y 10 años.
El juicio oral de la denominada Operación Desierto incluyó 89 casos de víctimas traficadas a nuestro país, todos ciudadanos dominicanos, y fue dirigido por la fiscal regional Javiera López junto al fiscal Daniel Valenzuela.
“Logramos acreditar que acá se puso en riesgo la vida de las víctimas migrantes, ya que se les expuso a zonas de campos minados donde uno de ellos fue víctima de una explosión de mina antipersonal sufriendo la amputación de su pierna, así como también se expuso a las víctimas que hicieron ingresar por Colchane, donde se vieron expuestas a temperaturas extremas y factores como la altura, entre otros”, detalló el fiscal Valenzuela.
En esta investigación, trabajada junto al Departamento OS9 de Carabineros, también se detuvo en Perú a la líder de la agrupación, Soledad Maquera Clavetía, y al segundo jefe del grupo, Juan Castillo Vilca, quienes fueron extraditados desde ese país a Chile en abril pasado, y cuyo juicio oral en su contra finaliza el próximo lunes.
Esta red es responsable del ingreso ilegal a Chile de más de 200 extranjeros desde el año 2014. Según se ha podido establecer, el grupo captaba a ciudadanos dominicanos en su país de origen ofreciendo bajo engaño trasladarlos hasta Chile, con la promesa de entregarles visas de trabajo.
Para ello, cobraban sumas de entre los 700 y 3 mil dólares.Tras ello, las personas eran trasladadas por vía aérea hasta Colombia o Ecuador, para seguir su camino por vía terrestre, ya fuera en buses, camionetas o automóviles, hacia Perú.
En este último país, la red tenía habilitadas casas de acopio de personas en Sullana, junto a la frontera con Ecuador, y en Tacna. La mayoría de los migrantes ingresaban a nuestro país desde Tacna a Arica, desplazándose a pie por zonas de campos minados.